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" ...Con gratitudine conserva memoria di coloro che il Padre ha già chiamato nella sua Casa: alla divina misericordia affida la loro vita ed eleva suffragi..." (Cost. n.23)

 

Nació en Lourdes, Norte de Santander - Colombia,
el 10 de noviembre de 1973
Noviciado en Lujan el 29 de junio de 2011
Primera profesión en Lujan el 29 de junio de 2012
Votos perpetuos en Madrid el 26 de mayo de 2018
Ordenación sacerdotal en Madrid el 25 de noviembre de 2018
Murió en Madrid el 6 de enero de 2019

 

El padre Rubén Darío Vargas Villamizar nació el 10 de noviembre de 1973, en un pueblo de Norte de Santander, llamado Lourdes (Colombia). Fue el fruto de la unión matrimonial entre el Señor Antonio Vargas Rivera y la Sra. Gladys Villamizar Ayala; siendo el mayor de 5 hijos y único hijo varón. Su infancia transcurrió entre juegos y ayudar con la crianza de sus cuatro hermanas. Era un apasionado por los animales, la flora y la fauna. Sus padres se preocuparon por darle el mejor ejemplo, asegurándose que la oración y la fe fueran el fundamento de su vida cotidiana. Estudió la primaria y el bachillerato en su pueblo natal, concluyendo sus estudios en 1995, en el Colegio Raimundo Ordoñez Yáñez, en donde se destacó por su compañerismo y sus capacidades artísticas.
Un particular ahínco de formación cristiana, fue trasmitido por las hermanas de la Congregación Siervas del Santísimo y de la caridad, fundadas por la Sierva de Dios María Jesús Upegui Moreno († 1921) en 1901 en Medellín (Colombia), quienes estaban a cargo de la educación y la formación de los jóvenes Lourdenses; marcando en muchos de ellos el amor a Dios a través de la eucaristía. Al terminar sus estudios iniciales viaja a la ciudad de Medellín a estudiar ingeniería en sistemas, después de terminar su carrera siente el llamado del Señor en donde hace el discernimiento vocacional y recibe orientación de parte del P. Carlos Vargas Stapper SdC (primo hermano de Rubén) y habiendo cursado estudios de filosofía, entra al seminario guaneliano de Bucaramanga Santander, en el año 2009, en donde hace la etapa del aspirantado y postulantado. En octubre de 2011 viaja a Argentina al año de noviciado, en donde satisfactoriamente hace su primera profesión el 29 de junio de 2012. Se incorporó al Seminario Teológico Iberoamericano, el 13 de enero del 2013. Terminando sus estudios de teología, en enero del año 2016, es enviado España para realizar el año de tirocinio en la comunidad de Madrid, en el barrio San Blas. En el mes de septiembre fue diagnosticado, un leiomiosarcoma grado 3 en progresión, localizado en su pierna derecha. Prestó su servicio pastoral animando la catequesis de primera comunión, en el Centro Don Guanella para los menores del barrio y como animador de la pastoral juvenil vocacional. El tiempo de sus vacaciones los dedicaba al «campamento familiar de los niños», en donde les inculcaba la fe, los valores y el carisma guaneliano. El 26 de mayo de 2018 emite sus votos en perpetuidad, en donde son testigos su madre la Sra. Gladis, su hermana Yaquelin, la comunidad guaneliana y los parroquianos del lugar. Para Rubén emitir sus votos, fue su máxima alegría, lo cual expresaba en los diálogos espontáneos y en los formativos, porque le consagraría su vida al Señor y se sentiría miembro en plenitud de la gran familia guaneliana. En el transcurso de su enfermedad, sintió la cercanía y el apoyo de la comunidad local (P. Fernando, P. Enrico, P. Teo), a quienes les expresa su infinita gratitud y supo reconocerles como verdaderos hermanos en Cristo Jesús. El 25 de Noviembre de 2018, recibió en el mismo día su ordenación diaconal y sacerdotal en manos de Monseñor José Cobo, en Madrid - España, se consagra sacerdote para siempre y como el mismo expresa: «Una emoción tan grande que no sabría describir con exactitud y precisión». Numerosos sacerdotes de la Congregación Siervos de la Caridad, laicos y del arciprestazgo de San Blas, estaban presentes, se habían trasladado desde Colombia, Italia, México, Santiago de Compostela, Palencia, Huelva, Alicante, Zaragoza, Valladolid..., con el fin de acompañar al neo sacerdote, para expresar el afecto y la fe. Un día después, cumple el sueño de celebrar su primera misa, junto a los cohermanos y la comunidad parroquial de San Joaquín, en Madrid - España. Fallece el día 6 de enero de 2019, en el hospital Monclova a causa de un edema pulmonar agudo; era la fiesta de la epifanía del Señor, ha seguido la estrella de Cristo y se ha detenido justo ahí, donde el encuentro con el Señor será eterno, donde el Señor se manifiesta, se le revela para siempre. El padre P. Alfonso Martínez Herguedas, Provincial nos dice: «Se nos fue con 45 años y con 42 días de ser ordenado sacerdote y diácono. Se nos fue de sacerdote para seguir celebrando en el cielo las Bodas del Cordero, la alabanza sin fin de los santos de Dios. Se nos fue después de haber cumplido una misión, muy cortita pero muy intensa: dar testimonio de que Dios no abandona en la enfermedad, en el dolor, en la muerte. Quizá, fue su padecimiento profundamente religioso, sereno y esperanzado lo que mejor supo hacer nuestro hermano... ese testimonio callado del dolor que nunca pudo apagar su alegría de vivir, su esperanza de sanación y su confianza en una intervención divina. Quizá, esa fue su mejor homilía...». Gracias al camino de fe que durante años ha venido afianzando, descubrió la presencia de Dios en medio de su sufrimiento. Fue capaz de crecer y madurar en la fe. Llegó a comprender que Dios nunca lo abandonó en los momentos más difíciles de su enfermedad, se reconcilió con Dios y puso su dolor al pie de la cruz. Aliviado de esa carga, fue capaz de abrir su corazón a la voluntad de Dios para el paso a la vida eterna, en donde muchos le recordaremos. Termino esta crónica recordando las palabras que P. Carlos comentaba y que escuchó de P. Rubén, parafraseando a San Pablo: «Si vivimos, vivimos para Él, si morimos, para Él morimos». El Superior General don Umberto Brugnoni, en su carta el día 9 de enero de 2019, dirigida a los cohermanos, describe cuatro características específicas, que nos deja como herencia espiritual el P. Rubén:

1. Fe en Dios Padre-providente.

2. Amor a la Congregación por la que ha estado dispuesto al sacrificio de la vida.

3. Sufrir en el cuerpo, pero con la serenidad en el rostro.

4. Vivió con esperanza hacia el encuentro feliz con Dios Padre.

El lunes 11, día de la Virgen de Lourdes, fueron llevadas sus cenizas a la catedral de Cúcuta Norte de Santander – Colombia, (después de haber celebrado el día anterior la eucaristía en su pueblo natal precedida por el P. Provincial y muy concurrida por sus paisanos y familiares). Allí, en una solemne ceremo nia presidida por el ordinario del lugar, Mons. Víctor Manuel Ochoa, dimos el último adiós a nuestro P. Rubén y se depositaron sus cenizas en un nicho del pasillo que conduce de la catedral a la sacristía, en la fila superior, en el tercer nicho contando por la izquierda, bajo la imagen de un Cristo yacente. En la catedral de Cúcuta tenemos un lugar guaneliano, no nos olvidemos de ello. Descanse en la paz del Señor para siempre.

P. CARLOS VARGAS STAPPER